Como fruto de la Revolución Mexicana, se estableció en el Artículo 27 de la Constitución el dominio de la Nación de los recursos naturales, entre ellos, "el petróleo y todos los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos o gaseosos".
Este principio rector se hizo valer en 1938, cuando el Gral. Lázaro Cárdenas Del Río tomó la decisión, patriota y visionaria, de expropiar el petróleo en beneficio del pueblo y del país.
Sin embargo, después de este hecho histórico y hasta nuestros días, se ha mantenido latente la gran tentación y el riesgo de volver a entregar los recursos energéticos a particulares nacionales y extranjeros.
Por eso, con toda claridad, sostengo que durante nuestro gobierno se cumplirá lo que establece el Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo.
¿Cuáles son nuestros argumentos? En primer término, creo sinceramente que si se privatiza la industria petrolera, se alejaría la posibilidad de desarrollar al país. Las empresas, sobre todo pequeñas y medianas, quedarían a expensas de monopolios y condenadas a pagar precios exagerados por los energéticos.
Además, nos oponemos a la privatización del petróleo porque queremos vivir en paz. Si se entrega la renta petrolera a particulares, no habría suficiente presupuesto. Las empresas petroleras privadas no pagarían impuestos por 640 mil millones de pesos, como lo hace actualmente Pemex.
Por ejemplo, según datos de la Bolsa Mexicana de Valores, las 10 más grandes corporaciones empresariales obtuvieron en 2010 en conjunto ingresos equivalentes a los de Pemex (1.3 billones de pesos) y sólo contribuyeron al erario con 40 mil millones de pesos, es decir, 15 veces menos que lo aportado por Pemex.
En consecuencia, si se opta por la privatización, no se tendrían recursos para garantizar el desarrollo ni el bienestar de los mexicanos. Y semejante irresponsabilidad no se le ocurriría a nadie que tenga un poco de luz en la frente.
No olvidemos que desde la expropiación hasta nuestros días, el petróleo ha sido un instrumento de paz y de estabilidad política.
¿Cuál es puntualmente nuestra propuesta?
1. Manejar de manera integral al sector energético, para utilizar, en forma eslabonada, toda la cadena de valor (exploración, producción, refinación, petroquímica, gas, electricidad y energías renovables).
2. Explotar el petróleo y el gas con criterios de sustentabilidad y de preservación del medio ambiente. No dominará la euforia por vender mayores volúmenes de crudo al extranjero con el agotamiento prematuro de los yacimientos y la quema de gas a la atmósfera.
3. Dar prioridad a la inversión en exploración para mantener estables las reservas probadas con una tasa de reposición de cien por ciento.
4. Construir cinco refinerías: en Tula, Hidalgo; Salamanca, Guanajuato; Salina Cruz, Oaxaca; Dos Bocas, Tabasco, y en Atasta, Campeche, con el propósito de generar empleos y dejar de importar 500 mil barriles diarios de gasolinas y diesel, que representan 51 por ciento del consumo actual, con una erogación de más de 27 mil millones de dólares anuales.
5. Reducir el precio de las gasolinas, el diesel, el gas en beneficio de los consumidores y del sector industrial.
6. Fortalecer a la industria petroquímica para frenar su deterioro y la acelerada y creciente dependencia del mercado exterior.
7. Otorgar preferencia a las empresas nacionales en las compras y en los bienes y servicios que contrate Pemex.
8. Destinar recursos suficientes para la investigación y el desarrollo tecnológico del sector energético.
9. Impulsar un programa nacional de transición energética para disminuir la dependencia de combustibles fósiles y de recursos no renovables. Se cuidará la herencia de las futuras generaciones.
10. Limpiar a Pemex de corrupción y de esta forma financiar gran parte de la inversión que demanda la industria petrolera.
No se otorgarán jugosos contratos por acuerdos políticos y corrupción. Tal es el caso de proyectos como los de la Cuenca de Burgos o de Chicontepec, donde no se ha logrado producir más gas ni más petróleo, pero sí se ha causado un grave daño al patrimonio nacional.
En suma, la propuesta es administrar a Pemex con honestidad y eficiencia y convertir al sector energético en palanca del desarrollo nacional.
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