La lucha por los derechos de las niñas, niños y adolescentes previstos en la Constitución General de la República y en la Convención de los Derechos del Niño se remonta más allá del siglo pasado. Pese a ello, aún ahora continuamos buscando que dichos derechos sean reconocidos plenamente.
Sabemos que la primera declaración de los derechos del niño fue la de Ginebra aprobada en la sociedad de naciones el 26 de diciembre de 1924. Posteriormente, el 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos incluía los derechos del niño, pero no es sino hasta el 20 de noviembre de 1989 que la Asamblea General de la ONU adoptara en la ciudad de Nueva York la Convención sobre los Derechos del Niño que se reconoce como el Tratado de Derechos Humanos más ratificado de la historia.
La Convención de los Derechos del Niño parte de reconocer que en todos los países del mundo hay niñas, niños y adolescentes que viven en condiciones excepcionalmente difíciles y que necesitan especial atención. De ahí la relevancia de la cooperación internacional para el mejoramiento de las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes en todos los países, particularmente de los que viven en los países en desarrollo.
Hoy a 23 años de que fue promulgada la Convención sobre los Derechos de los Niños y de la cual nuestro país es signatario, para la mayoría de los casi 40 millones de menores de 18 años de nuestro país, sus derechos son vulnerados, y aún cuando se contemplan en la legislación nacional, muchos de ellos continúan siendo letra muerta.
De acuerdo con el CONEVAL, la violación a los derechos de las niñas, niños y adolescentes persisten si consideramos que en la actualidad más de la mitad son pobres y más del 25 por ciento viven en condiciones de pobreza alimentaria, siendo las comunidades indígenas las más afectadas.
A la fecha, nuestro país ha logrado adelantos a favor de su infancia, como el acceso a servicios esenciales de educación, salud y seguridad social. Pese a ello, hay aún espacios que lejos de ser solucionados representan día a día mayor riesgo para nuestros infantes, como son su seguridad personal y social.
También es importante tomar en cuenta que en el mundo, cerca de 215 millones de niñas y niños trabajan, muchos de tiempo completo y que México aporta 3.4 millones de esa cifra. Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar, no reciben alimentación ni cuidados apropiados; se les niega la oportunidad de ser felices y de disfrutar de los derechos que a su edad le corresponden.
También, más de la mitad de esas niñas y niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil, como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud y otras formas de trabajo forzoso. Asimismo, se insertan en actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y explotación sexual comercial infantil, así como su participación involuntaria en conflictos armados.
Con lo anterior reconocemos que nos enfrentamos a un gran reto para las y los legisladores, como es el alcanzar mejores condiciones de vida para la niñez mexicana, que es difícil garantizar un futuro mejor para todos los niños y niñas; que los avances generales no han estado a la altura de las obligaciones nacionales ni de los compromisos internacionales que nuestro país debe cumplir. Que no es sólo ser signatario de la convención; que es urgente y necesario que en el marco del 23 aniversario de la firma de la Convención de los Derechos del Niño, asumamos la oportunidad histórica de visualizar a la niñez y sus derechos, así como proponer y ejecutar acciones a favor de los niños, las niñas y los adolescentes.
Para concluir, manifestamos que nos congratulamos por el movimiento revolucionario que hoy también festejamos, y que desde la Comisión de los Derechos de la Niñez estamos decididas y decididos a iniciar un nuevo movimiento, para que junto con cada integrante de esta LXII Legislatura, con acciones concretas logremos reivindicar, dignificar, respetar y garantizar el interés superior de la infancia, y por esa vía asegurar el bienestar y la garantía de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes.
Hoy las convocamos y los convocamos a sumarse a la cruzada nacional por la reivindicación por los derechos de los niños, las niñas y adolescentes que iniciaremos desde la Comisión de los Derechos de la Niñez, para que hagamos desde ahora un compromiso y que en cada diputado y diputada podamos encontrar un defensor de los derechos de la niñez, la adolescencia y la adolescencia mexicana. Que lo hagamos por nuestros hijos y por nuestras hijas.