En Vicente Fox hay algo de ese insensato sentimiento que “sufren” frecuentemente los conversos. El odio hacia López Obrador le hace caer en la sinrazón de procurar el regreso al poder de la maquinaria priista.
Jesús Ortega Martínez* WWW.excelsior.com.mx
La
declaración de Vicente Fox llamando a los panistas a que apoyen a Peña
Nieto causó enorme revuelo entre los medios de comunicación, pero más lo
causó dentro de las filas del PAN. A la circunstancia de una campaña
errática y carente de sustancia por parte de Josefina Vázquez Mota, hay
que agregarle el desconcierto que entre las filas del PAN ocasionan
dichas declaraciones del ex Presidente panista. El desconcierto es
enorme y las consecuencias políticas lo serán aún más. Y no es para
menos, pues quien había sacado a los priistas de Los Pinos, es ahora
quien pugna por que regresen.
¿A qué se debe tan descabellada pretensión de Vicente Fox?
Podríamos decir, con acierto, que en
parte está motivada por el encono —alimentado lentamente durante años
tanto en Los Pinos como en el rancho San Cristóbal— en contra de López
Obrador. El odio es un sentimiento perverso que hace que aquel que lo
padece, logre hacer crecer su propia voluntad, al grado de enfrentar los
mayores obstáculos hasta lograr hacer el mayor daño posible. Por
ejemplo: el de “los conversos”, es un odio extremo, colmado de pasiones
insanas, de voluntad infranqueable y perfidia ilimitada.
En Vicente Fox hay algo de ese
insensato sentimiento que “sufren” frecuentemente los conversos. El odio
hacia López Obrador le hace caer en la sinrazón de procurar el regreso
al poder de la maquinaria priista.
Hay encono, pero también hay algo
más material y ordinario: intereses económicos y políticos que buscan
denodadamente que se mantenga el sistema de privilegios y de corrupción
que hoy existe en nuestro país. Y para preservar ese sistema de terrible
desigualdad, resulta indispensable que Peña Nieto arribe a la
Presidencia de la República y desde ahí, se restablezca el viejo
régimen.
Eso no gusta a la mayoría de los
panistas, muchos de los cuales se formaron en la lucha contra el
priismo. El origen del PAN, ciertamente, estuvo alimentado del
anticardenismo y de un anacrónico catolicismo conservador y
reaccionario. Pero, para el análisis de ese partido no debiera dejarse
de lado el hecho de que durante varias décadas, el PAN se enfrentó
claramente al sistema autoritario priista.
Particularmente, en ésta coyuntura
política-electoral, no debiera perderse de vista y, sin prejuicios
ideologizados, entender que muchos panistas consideran como grave
retroceso para el país un eventual triunfo de Peña Nieto.
El antipeñismo y el antipriismo que
muchos jóvenes enarbolan, es síntesis de un manifiesto rechazo de la
mayoría de la población, a la restauración del viejo régimen priista. A
esa mayoría, aparte de la izquierda, debiéramos incluir a millones de
ciudadanos apartidistas y también a aquellos que aún militando en el
PAN, comparten la necesidad de que el país no retroceda. Vicente Fox,
con su apoyo a Peña Nieto, agrede al país y desde luego también agravia a
muchos panistas.
*Ex presidente del PRD
@jesusortegam
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